Castro Urdiales medieval:
Os proponemos una ruta por el casco antiguo de la ciudad de Castro Urdiales. Concretamente recorreremos parte de la conocida en la Edad Media como la Media Villa de Arriba localizada dentro de la desaparecida muralla. Antes de empezar, tenemos que saber que la mayoría de calles por las que caminaremos mantienen la forma y la orientación que tenían ya en el S.XIII.
Comenzamos el recorrido en la pequeña cala del Pedregal, en el Barrio de los Marineros. Desde allí subiremos hacia los acantilados por la calle S.XX hacia la Atalaya, amplia explanada verde desde donde la figura del atalayero divisaba el estado de la mar y el posible paso de ballenas cerca de la costa. Es un lugar magnífico para divisar el mar Cantábrico y los acantilados que rodean el conjunto monumental.
Desde la Atalaya, bajaremos por la calle S. Juan, una de las más antiguas, hasta dar con un pequeño callejón a mano izquierda conocido como la calle 11 de Mayo. No pasen por alto el empedrado de este callejón, el más antiguo conservado en Castro.
A través del callejón accedemos al conjunto monumental. Impresionante por su situación se levanta la iglesia gótica de Sta. María de la Asunción del S.XIII. El monumento gótico más importante de Cantabria y el más querido por los castreños. Normalmente se puede visitar por dentro, lo que resulta imprescindible. No obstante recomendamos que os informéis primero en la oficina de turismo del horario de visitas de este y otros centros o monumentos.
Detrás de Sta. María se sitúa el Castillo del mismo siglo que la iglesia y que formaba parte de la primitiva muralla. El faro que alberga sigue en funcionamiento hoy en día y sirve también como sala de exposiciones. Normalmente visitable en horario de mañana y tarde. Suban hasta las almenas y divisen la ciudad desde allí. Entre el Castillo-Faro y la iglesia, se encuentran los restos del pequeño templo románico de S. Pedro, posiblemente del S.XI.
Bajaremos hacia el puerto a través del puente mal llamado “romano” ya que fue levantado en la edad media. Desde el puente observaremos el entrante de mar a modo de piscina artificial bajo sus pies. Una vez descendido el puente, no dejéis de visitar la antigua ermita de Sta. Ana situada sobre un peñón. Si la encuentráis cerrada, siempre puedéis subir sus escaleras y contemplar la magnífica bahía desde allí. Os recomendamos pasear por el largo espigón conocido como “Rompeolas”, que arranca desde detrás del peñón de Sta. Ana. Es frecuentado en verano por bañistas y pescadores por igual.
De vuelta hacia el centro por el puerto, encontraremos a medio camino la antigua cofradía de pescadores de S. Pedro hoy en manos privadas y llegaremos a la plaza del Ayuntamiento con la bonita galería de arcos que la recorre y que se conoce como La Correría. En esta zona de bares y restaurantes podemos contemplar el edificio del Ayuntamiento con base en el S.XVII y que ha sufrido diversas remodelaciones, la última a comienzos del S.XX por el arquitecto Eladio Laredo. Frente a él, se levanta majestuosa la Casa de los Chelines, del arquitecto Severiano Achúcarro levantada en 1902.
A través de la rampa que arranca desde la plaza podemos asomarnos a la calle S. Juan donde encontramos las dos
viviendas más antiguas que se conservan. Son los portales 8 y 10 con arco de piedra construidos en el S.XVI.
A través de cualquiera de los cantones situados en los arcos de la Correría, nos adentramos en la calle La Rúa donde finalizaremos la visita cultural y comenzaremos la gastronómica a través de la multitud de bares de pintxos que la recorren. Bajaremos siguiendo la pendiente hacia las calles La Mar y Ardigales paralelas la una de la otra y que son parte también del entramado medieval, esta vez de la Media Villa de Abajo. Sus bares y restaurantes son la excusa perfecta para perdernos todo el tiempo que queramos.